domingo, 13 de abril de 2008

Selva negra y más: Baden-Wurtemberg, Alemania (15-03-2008 /22-03-2008)

Día 1


Volamos por la tarde (a eso de las 20h) con Germanwings rumbo a Stuttgart. Llegamos a las 22h30, más o menos. Cogimos la furgoneta que teníamos reservada con Avis (Opel Vivaro) y pusimos rumbo a Lauffen am Neckar, el pueblo donde viven mis tíos y hace más años vivieron mis padres y mis hermanos.

Llegamos cerca de las 12 sin mayores problemas y cenamos en casa de mis tíos. Mi tía había preparado ensaladilla rusa y carne al horno. Estuvimos charlando y luego fuimos ya al hotel que nos tenían reservado (Hotel Alte Kelter). A mis tíos ya no les volveríamos a ver, porque justo a la mañana siguiente se iban 3 semanas a España. Eso sí, habíamos quedado con mi prima en desayunar en su casa al día siguiente.

Día 2


Un buen desayuno en casa de mi prima y Hans-Peter también acompañados de mis otros dos primos (y sus respectivas), y luego dimos una vuelta todos por Lauffen:

Lauffen am Neckar

Nos llevaron a comer a un sitio en lo alto de una colina rodeada de viñas en los alrededores de Lauffen. Muy bien. Tras eso ya enfilamos a nuestro siguiente destino: Baden-Baden.

Llegamos por la tarde-noche a nuestros apartamentos y dimos una vuelta por la zona. Es una ciudad coqueta y recogida, para disfrutar unas buenas vacaciones si vas con el dinero suficiente. Conocida por la tradición de sus balnearios y por su casino (al que hicimos un intento de entrar, pero había que ir vestido mejor de lo que íbamos), llamaba la atención la cantidad de comercios que había y la poca gente que estaba por las calles. Tiendas de todas la marcas en una ciudad que al parecer vive de las vacaciones. Para que hagan dinero, en verano debe estar todo hasta arriba. Supongo.

Día 3


Recorrimos Baden-Baden y a las pocas horas empezamos a dirigirnos a nuestro siguiente alojamiento, en Friburgo. Por el camino, en el corazón de la selva negra, fuimos parando por algunos de los pueblecitos que resultaban más interesantes. Vimos Alpirsbach y su claustro, Schiltach, uno de los pueblos más bonitos del viaje, completamente lleno de casas con entramado de madera, como las de la foto, y por último Haslach, en el valle del Kinzig.

Schiltach



Llegamos por la tarde a Bottingen, a unos kilómetros de Friburgo, que era donde se encontraban nuestras habitaciones. Era una casa de estas grandes que tienen los alemanes por el campo, y estaba muy bien. Dejamos las cosas y fuimos a ver como era Friburgo de noche. Acabamos en el Schlappen, un bar en el que podía probar absenta (tenían una carta de absentas, pero no conseguimos averiguar cúal era la verde. Te la sirven con un azucarillo que tienes que impregnar de absenta y luego prenderlo y dejar que gotee sobre el licor) y también se podía picar algo. Sobre todo, patatas.

Día 4


El día siguiente ya sí hicimos de turistones por Friburgo, visitando la Münster (catedral), el ayuntamiento y las características puertas: la Martin y la Suaba. Luego, tras tomar una currywurst en la calle subimos a Schauinsland, una montaña muy cerca de Friburgo, a la que se puede subir en teleférico (y también en coche, que fue lo que hicimos nosotros) y tener unas vistas espectaculares de la zona. Estaba todo nevado aún y mereció mucho la pena.


Schauinsland

Por la tarde fuimos a Triberg, localidad donde se encuentra la catarata (Wasserfall) más alta de Alemania. Se trata de un paraje natural que se visita previo pago -eso sí, muy ligero- y permite caminar al lado de la cascada y hacer varias rutas. Teníamos intención de haber visto grandes relojes de cuco de camino a Triberg, pero cogimos una carretera distinta a la que yo recordaba y sólo encontramos relojes de este tipo en el propio Triberg.

Día 5


Este día dejamos Friburgo y fuimos camino del lago Constanza (Bodensee en alemán). Hicimos parada en otro lago cercano a Friburgo, el Titisee, al que llegamos a través del Hollentag (valle del infierno, que tampoco es gran cosa). A la hora de la comida ya estábamos en Constanza (Konstanz), localidad pegada al lago del mismo nombre y parada obligada. Comimos muy bien en una cervecería cuyo nombre no recuerdo (destilaban su propia cerveza) y visitamos la ciudad. La catedral debía estar recientemente restaurada porque estaba tan limpia que parecía completamente antinatural (sí ya sé que las catedrales no son precisamente obra de la naturaleza, pero ya me entendéis). Constanza está pegada a la frontera con Suiza y el gran Rin hace su paso por el lago.

Frente a Constanza está Meersburg y se puede ir en ferry. Ahí era donde nosotros dormíamos así que para allá que fuimos, eso sí, en coche. El alojamiento, igual que en Friburgo era una casa grande de esas, pero las habitaciones eran más grandes. Fue, para mi gusto, el mejor alojamiento del viaje. En Meersburg cenamos en un sitio que estaba muy bien un pescadito muy bueno (pescado del lago a la naranja).

Día 6


Meersburg es como un pueblo de cuento que vive al pie del lago Constanza. Con empinadas calles y edificios de la edad media, destaca principalmente su castillo viejo. que visitamos por dentro. También hay un castillo nuevo, pero este no lo visitamos.

A continuación fuimos a Lindau, tercera escala en el lago y situada en su parte más oriental. Un pueblo también con encanto, pero en el que llama mucho la atención la vista de los Alpes sobre el mar. Esa noche también dormíamos en Meersburg, pero antes de regresar pasamos por Uberlingen. Hacía un viento y un frío que te cagas, así que nos metimos a un bar y jugamos al juego de las manos.

Lindau

Día 7


La última noche la pasaríamos en este hotelito situado en Gomeringen a 9 Km de Tubinga (Tubingen). Por el camino paramos en la iglesia de Birnau (joder qué viento), en el Salem Schloss, que se visitaba con guía y por tanto, donde nos tragamos una chapa en alemán poniendo cara de estar enterándonos de algo y, por último, en Ulm, con la catedral con la aguja gótica más alta de Europa, el Danubio y un centro singular con casas de entramado de madera.

Tras visitar la catedral de Ulm, fuimos finalmente a Gomeringen, y después de dejar las cosas, bajamos a Tubingen www.neckarmueller.de>a cenar y tomar alguna cerveza. Respecto a las cervezas, aún no he dicho nada, pero lo habitual es que te pongan medio litro. Las que a mí me gustaban eran las blancas, weissbier, que son cervezas de trigo. En algunas cervecerías, las destilan ellos mismos.

Día 8


El día de regreso lo dedicamos a visitar Tubingen, que está bien, con el río Neckar atravesándolo, y a eso de las 14h estábamos ya de vuelta en Stuttgart para coger nuestro avión hacia Madrid. Antes de marcharnos de Tubingen habíamos hecho una clasificación extraña, dando puntuaciones a los sitios que más nos habían gustado del viaje. En la foto se ve el resultado.

Ránking